Dificultades en el desarrollo de la sexualidad de niños, niñas y adolescentes

Este post aborda las complejidades en la formación de la sexualidad en jóvenes, explorando desafíos comunes y ofreciendo perspectivas sobre cómo abordar estos temas sensibles. Descubre orientación valiosa para apoyar el desarrollo sexual saludable en niños, niñas y adolescentes.

DESARROLLO PERSONAL

Yolanda Giraldo

2/1/20247 min read

El desarrollo sexual de los niños sigue algunos patrones que se han observado mediante disciplinas como la Psicología, la Pedagogía y la Medicina. Este desarrollo puede tener algunas dificultades que tienen que ver con las dinámicas familiares, los factores culturales y las características de las sociedades modernas.

Permanencia en la cama de los padres

Una de las primeras dificultades que ocurren durante el proceso de crianza es lograr la salida del niño de la cama de los padres. Los excesivos años durmiendo con los hijos hacen que inevitablemente los padres tengan una vida erótica ante los niños y niñas pensando que aquellos están dormidos, lo cual no es conveniente para el desarrollo de una sexualidad sana, porque en la niñez no se tiene la madurez cognitiva para comprender este tipo de contacto entre los padres.

Otra situación frecuente que puede determinar la permanencia de los hijos en la cama matrimonial es la de los conflictos de la pareja en los que alguno de los miembros utiliza la presencia de estos para evitar el contacto sexual.

El baño

Los padres se preguntan hasta cuándo bañarse con los hijos y la respuesta ante esta pregunta es que lo más adecuado es que esta actividad se haga por convicción y no por recomendación de las sociedades modernas. La finalización de esta práctica, es que se utiliza, ocurre cuando los padres se sienten incómodos estando desnudos y los hijos también dan la pauta cuando manifiestan el deseo de bañarse solos.

Si los niños y niñas siguen hasta muy grandes bañándose con los padres, puede pasar que no existan límites adecuados entre las personas, pues se sobrepasa el límite de lo natural en la vivencia de la sexualidad en las familias y pueden generarse poca claridad en los límites del cuerpo, lo que los pone en riesgo de ser víctimas de abuso sexual.

Juegos sexuales

Los juegos sexuales exploratorios entre niños y niñas dejan de ser saludables cuando entre ellos hay una gran diferencia de edad, por ejemplo más de cuatro años. En este tipo de juegos puede haber engaño o sumisión del más pequeño, lo que lo convierte en sujeto de riesgo de abuso sexual. Hay algunas manifestaciones de la sexualidad en la niñez, de cuatro a ocho años de edad, que deben alertar a los adultos acompañantes ya que pueden ser indicios de que se está recibiendo información inapropiada para su edad o viviendo una situación de abuso sexual.

Entre estas conductas esta la simulación de relaciones sexuales con niños de su edad y esta simulación la hacen desnudos y con gestos similares a los de los adultos, bien sea con sus manos o con su boca. Otra conducta puede ser la insistencia en ver cuerpos desnudos, con la correspondiente búsqueda de oportunidades para esto. En ocasiones se pueden utilizar palabras obscenas para referirse a los genitales y sus usos y cuando se da la explicación acerca de lo inconveniente de este lenguaje suele haber tendencia a la corrección, pero hay casos que requieren atención por la insistencia en este lenguaje a pesar de haberse llamado la atención.

A veces hay situaciones en las que un niño o niña quiere obligar a sus compañeros de juego a involucrarse en actividades de estimulación mutua, para lo cual los insta a jugar a quitarse la ropa y les insiste en mantener en secreto lo que están haciendo. Inclusive puede llegar a introducir objetos en los genitales de sus compañeros de juego. Hay otro tipo de manifestación que tiene que ver con las conversaciones explícitamente sexuales en las que se evidencia que se cuenta con más información de la que le corresponde para su edad. Este tipo de juegos o conversaciones no se consideran apropiados y deben ser analizados por padres y maestros para tratar de descubrir los que hay detrás de estas manifestaciones: si se trata de que por las costumbres culturales de los adultos cercanos se adquieran hábitos de comportamiento sexual que son modelados por ellos o de abuso sexual.

Si del análisis juicioso y oportuno resulta que hay señales de peligro, se deben buscar los mecanismos de protección para evitar las consecuencias negativas para el desarrollo de una sexualidad responsable libre de temores y abusos.

La relación cotidiana

Los niños y niñas escolares admiran a los adultos y buscan su aprobación y amor, razón por la cual son sumisos y complacientes con ellos. Muchas veces expresan su deseo de casarse con un familiar, un profesor o con uno de los padres. El principal peligro es que el adulto no interpreta adecuadamente estas manifestaciones de amor y admiración y las toma como una manifestación erótica. El resultado de la mala interpretación puede llevar al adulto a recriminar al niño haciéndolo sentir culpable por sentimientos positivos, lo que puede hacer que el niño se inhiba de manifestar sus sentimientos en el futuro.

El otro resultado de la mala interpretación del adulto es el argumento de muchos abusadores sexuales que justifican su conducta diciendo que el niño o la niña lo provocaron con sus insinuaciones.

Las tecnologías de información y comunicación

Algunos adolescentes manifiestan el deseo de tener experiencias sexuales a temprana edad, situación cada vez mas común en la soledad de los adolescentes con padres que deben trabajar largas jornadas y que no logran supervisarlos adecuadamente. Además, en esta época hay exposición a internet y otras tecnologías de información y comunicación (TIC) y a la delincuencia que puede ocurrir a través de estas.

Es necesario que se generen redes sociales de adultos responsables que supervisen los comportamientos de niños, niñas y adolescentes y que mediante el diálogo y el buen ejemplo logren límites apropiados para el ejercicio de una sexualidad responsable.

Con respecto al material sexualmente explícito que aparece en las TIC es necesario que el adulto oriente explicando que la sexualidad cotidiana no está marcada por los excesos que se pueden ver en estos medios. Esta orientación permitirá diferenciar la realidad y tener una actitud crítica sobre la información. Dificultades en la identidad de género y la orientación sexual Partiendo de la comprensión de género como la construcción cultural de la diferencia sexual, esto es, lo que significa ser hombre o ser mujer, es claro que no es lo mismo la identidad de género que la orientación sexual.

La identidad de género se refiere al grado en que cada niño o niña se identifica con lo masculino o femenino, por lo que determina estilo de relación con los otros. Se consolida entre los tres y cuatro años y posteriormente entre los cuatro y cinco años se van aumentando las conductas culturales masculinas o femeninas, que se denominan roles de género.

Las dificultades en la identidad de género ocurren por lo general después de los cuatro años y tienen algunas características: el niño o la niña dice que es del otro sexo e insiste en su deseo de serlo, prefiere vestir prendas del otro sexo y le gusta asumir roles del otro sexo a pesar de ser víctima de burlas por parte de sus pares.

Así mismo, le gustan como compañeros de juego los del otro sexo, con sus correspondientes juegos. Estas conductas no predicen que el niño o la niña se comporten en la adultez como homosexuales o como transexuales (en lo relacionado con vestirse con ropas de las asignadas culturalmente al otro sexo). El acompañamiento de niños, niñas, adolescentes y padres en las dificultades de identidad de género debe enfocarse en los efectos que generan en la autoestima los señalamientos sociales, por lo que es necesario procurar que las personas de su entorno no los estigmaticen.

En este trascendental proceso no se debe pretender que se asuma la identidad de género desde la perspectiva de los adultos o prevenir dificultades en la orientación sexual, sino brindar apoyo afectivo, mejorar el desempeño social, prevenir el abuso sexual y mejorar conductas de ansiedad o depresión.

La orientación sexual implica, según Debra Haffner, la atracción erótica, afectiva y romántica hacia una persona del mismo sexo (homosexual), hacia el sexo diferente al propio (heterosexual) o hacia ambos sexos (bisexual) . Se manifiesta en forma de comportamientos, pensamientos, fantasías o deseos sexuales. Desde los siete años se pueden encontrar niños y niñas que identifican su orientación sexual, pero por lo general es una tarea que se consolida en la adolescencia.

La orientación sexual diferente de la heterosexualidad no es considerada un trastorno ni mucho menos algo que tenga que ser corregido terapéuticamente. En la actualidad es común ver que en la adolescencia temprana hay declaración de homosexualidad, lo cual tiene que ver con la falta de privacidad que se va imponiendo a través de redes sociales de las TIC.

En los adolescentes las dificultades en la identidad de género se manifiestan en un deseo permanente por pertenecer al otro género y su deseo se hace evidente en la vestimenta, los ademanes, la forma en que llevan el cabello, con reacciones típicas del otro género y el deseo de ser tratados como tal. Ante estas situaciones se pueden generar conflictos familiares por los señalamientos a quién se comporta de manera diferente a la esperada culturalmente.

Hay que tener en cuenta que la identidad de género no determina la orientación sexual y es claro que aunque los comportamientos de género correspondan al sexo biológico, se puede elegir pareja homosexual. Acompañar al adolescente en su desarrollo sexual le permitirá ir recorriendo este camino y decidir posteriormente cual será su postura frente a la vivencia de la sexualidad adulta.

Algunas teorías psicológicas consideran que la elección de pareja homosexual u heterosexual se hace en la adolescencia. Otras disciplinas como la Sexología consideran que la orientación sexual puede cambiar a lo largo de toda la vida. Dado que es un asunto de gran complejidad que no puede ser explicada por una sola disciplina o una sola teoría, lo único completamente claro es que se debe ser respetuoso acerca de la diversidad de los seres humanos.

Lecturas recomendadas

Giraldo O. Nuestras sexualidades. Sexología del género y la orientación sexual . Cali:

Litocencoa; 2002.

Giraldo Y. Desarrollo sexual y de identidad de género en niños, niñas y adolescentes.

Crianza humanizada 2010; XV(120). Disponible en:

http://www.udea.edu.co/portal/page/portal/SedesDependencias/Medicina/L.Publica

cionesMedios/C.BoletinCrianzaHumanizada

Montoya GJ. Conducta sexual y trastorno de la identidad de género en la infancia.

En: Marín A, Jaramillo JC, Gómez JF, Gómez LF (editores). Manual de Pediatría

Ambulatoria. Medellín; 2007: 338-345.